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Cirugía Bucal
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Implante dental
Un implante dental es un elemento que simula la raíz de una pieza dentaria ausente. Su implantación es a través de un procedimiento quirúrgico donde se inserta esta “raíz artificial” en la estructura ósea de los maxilares en aquellas zonas donde el paciente haya perdido dientes.
Se indica fundamentalmente para reemplazar dientes que se han perdido colocando prótesis que quedan fijas sobre el implante. También sirve para mejorar la estabilidad y retención de prótesis removibles totales o parciales.

Exodoncia simple
Una exodoncia simple consiste en el uso de fórceps que agarran con fuerza una pieza de la dentadura, la realización de movimientos rotatorios y de tracción para ir soltando la pieza y la extracción final. El proceso, que siempre se realiza con anestesia local, tarda tan solo unos pocos minutos.

Exodoncia compleja
Una exodoncia compleja es una cirugía menor que puede requerir sedación y la intervención de un cirujano maxilofacial, aunque generalmente se realiza con anestesia local en la consulta del odontólogo. Se utiliza una anestesia más potente debido a la duración del procedimiento. La encía se corta y se aparta para exponer la zona, y dependiendo del estado del diente o las raíces, puede ser necesario retirar una parte del hueso o fracturar el diente para facilitar su extracción. Después se desinfecta la zona y se sutura. A los 7-10 días se revisa y se retiran los puntos si todo está bien, manteniendo la higiene con un cepillo especial y antiséptico.

Injertos de hueso
Los injertos óseos, usualmente un procedimiento quirúrgico menor que se realiza en la consulta dental, se usan para formar hueso nuevo en el lugar de los maxilares donde solía haber un diente. Se hace una pequeña incisión en la encía para exponer el hueso que está debajo, y luego se agrega el material de injerto. Con frecuencia, ese material está compuesto por hueso procesado que funciona como andamio, alrededor del cual su cuerpo depositará nuevas células óseas. Con el tiempo, el cuerpo absorbe el material de injerto y lo reemplaza por hueso nuevo propio.
Dicho material puede provenir de diversas fuentes. En ciertas ocasiones, del cuerpo mismo. Sin embargo, muy a menudo se trata de hueso de un donante humano o animal que se procesa en un laboratorio para esterilizarlo y hacerlo seguro. Incluso puede ser de origen sintético. Viene en diversas formas: polvo, gránulos, masilla y hasta un gel inyectable con jeringa.